Saint-Lizier se encuentra en el corazón de los Pirineos, a unos 100 kilómetros al suroeste de Toulouse. Saint-Lizier forma parte de la Communauté de Communes Couserans Pyrénées (en Occitanie) y del PNR Pyrénées Ariégeoises. La ciudad está enclavada en un paisaje pintoresco, rodeada de montañas y verdes valles. Saint-Lizier está cargada de historia y posee un rico patrimonio arquitectónico.La ciudad es también un recuerdo vivo del apogeo de la peregrinación a Santiago de Compostela y una etapa del "Chemin du Piémont Pyrénéen" (GR78). Varios monumentos de Saint-Lizier figuran en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO del Camino de Santiago (para más información: www.cheminscompostelle-patrimoinemondial.fr).La ciudad forma parte de los Grands Sites Occitanie. Sus numerosos monumentos atestiguan el rico pasado histórico de la ciudad y son de visita obligada. Contexto histórico:Hasta el siglo XVII, la ciudad de Saint-Lizier estaba formada por dos ciudades contiguas, cada una con su propia catedral, con un solo obispo que era el señor directo de una mitad de la ciudad, la otra mitad señorial del conde de Comminges, a quien pertenecía. En 1655, el obispo Bernard de Marmiesse (obispo de 1654 a 1680) unió las dos ciudades en una sola. A partir de entonces, la catedral de Saint-Lizier se convirtió en iglesia. La catedral de Notre-Dame-de-la-Sède siguió en posesión del título hasta 1801 (77 obispos sucesivos).La leyenda cuenta que Saint-Lizier fue fundada por el general romano Pompeyo a su regreso de España en el año 72 a.C., en una zona cuyos habitantes eran conocidos como los Consorani-Consuarani (de donde deriva la palabra Couserans). Sin embargo, no existen pruebas que avalen esta ilustre fundación. Probablemente fue una transposición del modelo de la vecina Cité des Convènes, hoy conocida como Saint-Bertrand de Comminges.