Por entre los chaparros de la dehesa o los verdes incontables del Parque Natural, al cruzar cualquiera de las puertas abiertas a Los Pedroches, parar los motores, detener el paso, es dar a nuestros sentidos la ocasión de asistir al discurso melódico del Valle. Porque la música de las cuatro estaciones habita esta tierra. Tiene ritmos de plegaria y fiesta, los tonos lánguidos, apenas perceptibles, del verano: el roce del viento entre las hojas, el tintineo de los manantiales, la brisa que mece las jaras, el canto del grillo y la alondra. Otras veces, en cambio, ofrece las voces agudas del invierno y la ventisca, azotando los olivos milenarios y envalentonando a sus ríos. Adentrarse en el Valle es una invitación a la vuelta a las raíces del ser, al corazón de la tierra, al estado de nirvana, a los silencios y susurros, eternos y nuevos a la vez, del campo y sus pueblos. Volver a la primavera sonora, a la primera visión del mundo, a aquella luz que le cantaba a Juana Castro en la calle del Sol n.º 41 de su Villanueva natal. Es volver a la infancia de aquella niña que hablaba con los árboles y oía pasar la luz y las escarchas.Y era entonces la luz, cuando la luzsobre las trenzas. De cristal y fríola cal y las palabras. El rocíocuajando las encinas toda luz.oigo escarchas. Pasar oigo la luztransparente y altísima en su frío,enero de cristal, septiembre míodorándose en las uvas y en su luz.la cal y las palabras.En la luz el silencio, lejanía… (1)Y más allá de las plazas y sus gentes, de los riscos, las llanuras, los vergeles y los horizontes, olivares milenarios anuncian las jotas festivas, los cantares romeros de las ermitas y los tintineos de campanas en las espadañas. Y al caer la noche, la lechuza y el búho incorporarán su ulular al aullido de los lobos, en perfecta comunión y extraña armonía entre el presente, siempre mutante, y la Naturaleza inamovible. Y junto al agua, bandadas de garzas y gaviotas, ánades y petirrojos irán sumándose al paisaje sonoro, al canto de la perdiz, al balar, el mugir, el trino, la berrea y el violento desplegar del buitre negro. Porque todo canta en El Valle de Juana Castro.Este paseo forma parte de una Ruta emocional con Juana Castro por Los Pedroches, que pretende sumergirnos en los paisajes rurales y sentimentales del paraíso onírico que inspira la prolija producción literaria de esta poeta, académica, columnista, crítica literaria y Maestra de varias generaciones de escritoras contemporáneas.Nacida en Villanueva de Córdoba (Los Pedroches,1945), Juana Castro ha sido pionera en la reivindicación de lo femenino en el mundo rural y en la historia, desde una tierra –la suya– en la que el devocionario, la festividad y la vida cotidiana toman forma de mujer.Su voz, insólita y novedosa, conforma un inverso poético singular que nos llega avalado por incontables títulos, premios literarios y reconocimientos, ya desde su primer poemario Cóncava mujer, (1978) a Antes que el tiempo fuera (2018). Ha sido distinguida, entre otros, con la Medalla de Andalucía (2007) o el Premio Nacional de la Crítica (2010). (1) Castro Muñoz, Juana. A Villanueva de Córdoba. 'En Memoria de la luz' ,1996. Textos y locuciones: Matilde Cabello.Fotos cedidas por:·   Ayuntamiento de Alcaracejos·   Ayuntamiento de Añora·   Ayuntamiento de Belalcázar·   Ayuntamiento de El Viso·   Ayuntamiento de Hinojosa del Duque·   Ayuntamiento de Pedroche·   Ayuntamiento de Pozoblanco·   Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba·   Ayuntamiento de Villanueva del Duque·   CIET Los Pedroches·   Mancomunidad de Los Pedroches·   Parque Natural Sierra de Cardeña y Montoro ·   Patronato de Turismo de Córdoba