Los paisajes de todas las puertas de Los Pedroches anuncian su riqueza cinegética, ganadera y agrícola, latentes en su deliciosa gastronomía. Al adentrarse en las llanuras del noreste, más allá de las cercas de granito, las siembras o el barbecho, aparecen algunos restos de los pozos mineros que enriquecieron a los romanos, de los molinos andalusíes que alimentaron a la tierra y de los alfareros que todavía moldean lebrillos, pucheros o tinajas, en donde se guardaban las legumbres secas, el pan, las aceitunas, el vino fermentando, los quesos en aceite y la chacina “para el año”. En el otro extremo, por donde transcurre el río Guadamez, las piaras de cerdos y el ganado vacunodisfrutan del privilegio de crecer en una de las mayores dehesas del planeta y más al sur, las tierras de Adamuz y Cardeña atesoran las mejores poblaciones de fauna salvaje de Andalucía. Las cocinas y alacenas destilan entrañables aromas, el gusto por la buena mesa compartida en variedad de viandas y gentes; la sencillez de los bodegones de Velázquez y la opulencia de la Escuela Flamenca se funden aquí. Porque cocina y alimento son sinónimo de bienvenida y fiesta, de melodías y alegría, de reencuentro y unión. Ellas se reúnen en los días de matanza y en los previos a las celebraciones para preparar los dulces de sartén, las fiambreras o los hornazos de las romerías, con la alegría del encuentro y el agasajo a los seres queridos y a los visitantes, quizá porque Las madres de Los Pedroches demuestran su cariño a través de la comida, como afirmaba Juana Castro, (1) y Su manera de amar es la cuchara en el día a día y las fiestas de guardar.Por la feria, en septiembre,la casa un hervidero de cuñadas, de primos y sobrinas,trenzas rubias y azules,lentejuelascon olor a café bajandode las cámaras. Madre, sin apenas palabra, dirigíael concierto. Cada noche, en la mesade su mano presenciábamosla multiplicación de los panes y peces.Y nada tan vacío como su plato […]Y la plaza–mercado, con el cestode anea mecido como un cántaro. (2)El buen hacer de las gentes del Valle, han convertido a los derivados del cerdo y el ganado lanar y vacuno, en industrias pioneras y de entre las más próspera del panorama andaluz. No le van a la zaga los dulces caseros o los de convento, los quesos hechos a la manera artesanal, la miel o sus vinos, desde los tradicionales caseros de Pitarra a las nuevas industrias de vinos jóvenes.Este paseo forma parte de una Ruta emocional con Juana Castro por Los Pedroches, que pretende sumergirnos en los paisajes rurales y sentimentales del paraíso onírico que inspira la prolija producción literaria de esta poeta, académica, columnista, crítica literaria y Maestra de varias generaciones de escritoras contemporáneas.Nacida en Villanueva de Córdoba (Los Pedroches,1945), Juana Castro ha sido pionera en la reivindicación de lo femenino en el mundo rural y en la historia, desde una tierra –la suya– en la que el devocionario, la festividad y la vida cotidiana toman forma de mujer.Su voz, insólita y novedosa, conforma un inverso poético singular que nos llega avalado por incontables títulos, premios literarios y reconocimientos, ya desde su primer poemario Cóncava mujer, (1978) a Antes que el tiempo fuera (2018). Ha sido distinguida, entre otros, con la Medalla de Andalucía (2007) o el Premio Nacional de la Crítica (2010). (1) Castro Muñoz, Juana. Presentación 'Antes que el tiempo fuera'. Feria del libro, Córdoba, 2018.(2) Castro Muñoz, Juana. El pan de cada día. En 'Antes que el tiempo fuera', 2018. Textos y locuciones: Matilde Cabello.Fotos cedidas por:·   Ayuntamiento de Alcaracejos·   Ayuntamiento de Añora·   Ayuntamiento de Belalcázar·   Ayuntamiento de El Viso·   Ayuntamiento de Hinojosa del Duque·   Ayuntamiento de Pedroche·   Ayuntamiento de Pozoblanco·   Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba·   Ayuntamiento de Villanueva del Duque·   CIET Los Pedroches·   Mancomunidad de Los Pedroches·   Parque Natural Sierra de Cardeña y Montoro ·   Patronato de Turismo de Córdoba