A diferencia de Londres, una ciudad reconstruida después de un gran daño sufrido durante el gran incendio de 1666, la apariencia de París en el siglo XIX había cambiado muy poco desde la Edad Media. Los tiempos, sin embargo, habían cambiado considerablemente. Superpoblada, antihigiénica, insalubre y mal adaptada a la modernidad obligada por la Revolución Industrial, la ciudad tenía una justificada mala reputación como un lugar peligroso y muy pobre; caldo de cultivo para la sublevación. Las transformaciones que dieron a París la forma y el aspecto que hoy conocemos fueron en su mayor parte llevadas a cabo en un período de tan sólo 17 años, entre 1853 y 1870. Durante ese período, se demolieron 20.000 edificios para dar paso a otros nuevos 40.000 construidos por 80.000 trabajadores. También se construyeron 600 km bajo las alcantarillas junto con los 64 kilómetros sobre las nuevas carreteras que había justo por encima. Se plantaron 80.000 árboles y los bosques Bois de Boulogne y Bois de Vincennes al oeste y este de la ciudad fueron ajardinados, mientras que se creaban 80 plazas y jardines públicos.Estos fueron los días del Segundo Imperio. El emperador Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte fue proclamado emperador de Francia en 1852 tras un golpe de Estado contra la República francesa, de la que ya era presidente. Gran admirador de la modernidad británica, se dispuso a transformar París en la figura principal entre las ciudades europeas. En 1853 contrató al recientemente nombrado Prefecto del Sena, Georges Eugène Haussmann para supervisar el trabajo y aplicar los planes y recomendaciones de la Comisión Siméon que había estudiado en detalle la cuestión de embellecer la ciudad. Hábilmente ayudado por los ingenieros Eugène Belgrand y Jean-Charles Alphand, este competente abogado llevó a cabo la aplicación de un programa masivo de obras públicas que se conoció como la renovación Haussmann de París.Ferozmente criticado por su gasto, la extensión de sus proyectos y acusado de expropiar a los ciudadanos de la ciudad y de aburguesar el centro de París, fue firme en su compromiso con el cambio. La protesta llevó a su destitución en 1870, pero su trabajo siguió hasta 1927 en el proyecto que había iniciado y la imagen distintiva de París con avenidas arboladas, apartamentos de bella uniformidad y monumentos que se pueden admirar desde la distancia y que contribuyen en gran medida a la reputación de París como una hermosa ciudad para visitar, nos recuerdan a este administrador infatigable.Este tour le llevará a una serie de sitios relacionados con el barón Haussman para darle una idea del París antes y después de los trabajos realizados a mediados del siglo XIX y el alcance de su transformación en la ciudad