Madrigal de las Altas Torres está situada al norte de la provincia de Ávila, en medio de un paisaje cerealista y de pinares. El perfil de sus iglesias y torreones se recorta sobre el vasto horizonte de la llanura del Duero. En la Edad Media Madrigal vivió una etapa de gran esplendor, rivalizando en importancia con Medina del Campo, Arévalo y otras ciudades de Castilla. Dámaso Alonso decía que el nombre de esta Villa era el más bonito de todos los de la geografía hispana. Recorrer las calles de Madrigal es adentrarse en la historia. En cada rincón, en cada esquina parece que resuenan aún los pasos de hidalgos, caballeros con sus armaduras, nobles y campesinos, el sonido de los cascos y el traqueteo de los carruajes sobre el adoquinado. El legado de Madrigal atesora un valioso patrimonio artístico. Iglesias, monasterios, conventos, palacios… En esta localidad nació Isabel la Católica, figura Universal de la historia de España. Y Alonso de Madrigal el Tostado, escritor prolífico y obispo de Michoacán, en Méjico. El cardenal Quiroga, inquisidor general y arzobispo de Toledo en el reinado de Felipe II. Y aquí murió fray Luis de León.